Viendo como está el panorama político actual a uno le dan ganas de hacerse anacoreta o algo parecido, nada genera menos confianza que la cercanía en tiempo de alguna campaña política o similar, siempre recordando a un vendedor sediento de colocar su mercancía.
Los políticos están cada día mas desprestigiados por su comportamiento infantil, rencoroso y propio de personas enajenadas, aisladas en un mundo paralelo distante del común, pese a ello se comportan de un modo déspota y engreído ignorando todo lo que pasa fuera de sus despachos, protegidos por su corte de asesores, su secretaria, su chofer, su guardaespaldas, todo lo que sucede fuera de su universo virtual no existe.
Mientras esos a los que dicen representar y de los que viven pues les pagan sus honorarios ,sufre los rigores de una crisis que cada día se acentúa mas ,pero los dioses no bajan donde está la gente normal ,se limitan a observar a través de los cristales tintados de su vehículo blindado, mientras hablan en un lenguaje encriptado para que nadie entienda lo que quisieron comentar ,fruto de la mente del escritor de discursos de cámara que se entretiene creado memorables piezas cursis que no pasaran a la historia precisamente por su calidad.
Si toda esa corte de gente que rodea al político despareciera, este ser extraño no sabría valerse por sí mismo, pensar tampoco es su fuerte en la mayoría de casos, la expresión oral tampoco es su mayor habilidad.
Estos seres son marcianos, son de otro planeta viven en un submundo peculiar que pagan otros que nunca tienen derecho a nada y que solo son consultados una vez cada cuatro años y gracias.
Este sistema parece que está herido de muerte por la propia vanidad de los que gobiernan que no son justos ,no miran por el bien común pero si por sus bolsillos y los de sus familiares más directos, mostrándose incapaces de ayudar a quienes lo necesitan ,solucionar los problemas que les acucian a quienes les pagan y que ven como día a día sus bolsillos menguan ,sus condiciones de vida empeoran y sus representantes no mueven un dedo enzarzados en estériles discusiones que no llevan a ningún lugar.
La gente normal va por un camino mientras que los políticos viven en su mundo ajeno a todo aquello que pasa fuera de su despacho.
El barco poco a poco navega a la deriva y nadie hace nada por evitar que este se hunda.
Mientras tanto todos se quejan pero nadie hace nada ni siquiera sublevarse como un revolucionario.
martes, 31 de marzo de 2009
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