martes, 23 de diciembre de 2008

TDT

No es cuestión de llevar la contraria porque sí, pero a mi me gustaba mucho más la televisión que se hacía algunos años atrás que la de ahora. Me referiré a la Tv pública ya que contra la de pago no me puedo quejar.

Con la llegada de la TDT la oferta de canales ha crecido de forma evidente y además los vemos y oímos con calidad digital , pero esta revolución tecnológica no sólo ha de basarse en una mejora de imagen y sonido. A mí me da igual ver Gran Hermano en alta definición y sonido envolvente si sigo viendo la misma basura.

Treinta y tantos canales deberían ser suficiente oferta para satisfacer nuestro apetito catódico, pero la mayoría de esas cadenas dejan bastante que desear. Muchas son de televenta ( cuchillos, aspiradoras, consoladores, jamones, plantillas, vino... etc). Otras tantas se dedican a aprovecharse del bajo nivel cultural o deficiencias neuronales de algunos espectadores, para prometernos que nos van a dar un pastón si adivinamos qué número viene después del cuatro o cómo se llama la capital de España que empieza por "M" y acaba en -drid.

Con la tonteria ya hemos eliminado más de quince; lo que nos queda son las segunas emisoras de cadenas generalistas y privadas, siendo éstas un refrito de series y telediarios de sus hermanas mayores, a excepción de A3 Neox y Nova, que, aunque también repiten mucho, sí que se esfuerzan por proponer contenidos diferentes. Después tenemos Disney channel, que como contenedor de programación infantil está muy bien, aunque se echa de menos que emitan más clásicos Disney como Mickey o Donald.

Cadenas musicales hay algunas, destacando sobre el resto los 40 principales. De series y cine la cosa flojea bastante, sobre todo en cine, ya que no pretenderán que nos traguemos las películas de Popular Tv y cadenas locales muy muy parecidas.

Po tanto la verdadera revolución de la TDT aún está por llegar; como sigan así, por mucho apagón analógico que tengamos, lo que vamos a hacer los telespectadores es apagar el televisor para siempre, por lo menos un servidor.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Afirmador compulivo y jefe alelado

A estas alturas todo gran aficinado al cine ya debería saber quién es Jim Carrey; amado u odiado le hemos visto en papales deternillantes y en roles más serios, no por ello perdiendo credibilidad como actor, sino todo lo contrario.

Con "Di que sí" se suponía que volverían las carcajadas de películas como "Mentiroso compulsivo" y similares. Pero yo digo que NO. Los guionistas no se han mojado nada a la hora de sacar máximo partido a una idea inical estupenda, sólo vemos situaciones cómicas muy muy pobres a años luz de lo que nos ha hecho reír este hombre.

He de suponer que, viendo que los años no pasan en balde, este actor ha decidido rebajar su histrionismo ( lo más destacable de su humor) para afrontar comedias aún gamberras pero muy por debajo de sus posibilidades; vamos que cualquier actor Hollywoodiense con un mínimo de gracia podría haber resuelto igualmente la papeleta.

Lo que menos me ha gustado es el nivel de subnormalismo que rozan los personajes secundarios, a destacar el del jefe del banco, cuyo sentido del humor y gracejo sólo son comparables a una fuerte martillada en los testículos.

Digo que No, esperando decir Sí en la siguiente. Try again Jimmy.

martes, 16 de diciembre de 2008

Paris y Nicole no suman 2

Mucho hemos hablado en NPS de Paris Hilton y sus amigas de correrías, pero nunca había tenido la oportunidad de verlas en acción.

Esta noche zapeando en la TDT, mis retinas han aguantado estoicamente un programa llamado “Simple life”; se trata de una especie de reality protagonizado por la mentecata de Paris y la no menos cerda Nicole Richie, en el cual conviven durante varias semanas con una familia de la América profunda y deben ganarse el jornal trabajando en sitios, que para estas dos hienas catódicas, son la antítesis del lujo y de lo tremendamente cool te lo juro por Snoopy.

Las vemos trabajando en una cadena de comida rápida en donde hacen de todo menos producir, dígase poner palote a la clientela fálica. Bueno, también se dedican a cambiar de posición las letras imantadas que anuncian las ofertas del día, así por ejemplo en vez de tener una hamburguesa con doble de queso a mitad de precio tenemos un ano doble de queso a mitad de precio. Luego vemos que sale la gerente del local y les echa una pequeña bronca a la que las dos pavas no hacen ni caso dedicándose a soltar unos sonidos guturales tales que ji ji ja ja.

Después de la aventura cárnica y a sabiendas de que no valen para nada, piensan que la mejor manera de resarcirse de una dura jornada laboral es hacer algo que más o menos se les de bien, o sea salir de pendoneo y puterío, o también llamado salir de fiesta o a la discoteca. Una vez entradas en materia se mueven como pez en al agua, Paris se dedica a sacar lustre a las barras de las bailarinas, esas que si hablaran te dirían chiquitín yo he visto más mundo que Willy Fogg (el de los dibujos, el de Romy, Rigodón y toda la basca). Mientras que la otra no ha perdido el tiempo y se está liando con un lugareño cual arpía de la pradera tocada por la mano de Lucifer.

Una vez saciados los instintos más bajos (y únicos) de nuestras queridísimas amiguitas llega el epílogo del episodio, se trata de la vuelta a casa. Sigilosamente, mientras sus católicos benefactores chafan la oreja la mar de a gusto, ellas se meten en la cama (duermen juntas) y pasamos a ver imágenes en visión nocturna como contrapunto cómico a todo el asunto del mac carne matutino y zorreo nocturno, de la eliminación de un mosquito que tiene aturdidas a nuestras dos valientes aventureras.

Ultimátum a la Tierra

Mala de narices y sin compararla con la original ( si así fuera aún sería peor).

La historia esencial que mueve toda la película está muy bien, pero falla totalmente en cuanto a ejecución y puesta en escena. Uno no se acaba de creer lo que está pasando ahí, no da mucho tiempo a la reflexión ya que el film parece ir a su bola mientras el espectador está frente a la pantalla observando un desarrollo sin piés ni cabeza. Me huelo que ni los propios productores se tomaron en serio este proyecto porque si uno quiere dar un mensaje ecológico o de la índole que sea no se puede limitar a cuatro frases sacadas del manual del guionista con prisas y pretender que la cosa venga rodada.

Como ejemplo podría ser un ¿Por qué la protagonista científica, tan científica que es ella, no muestra una enorme curiosidad ante el extraterrestre que copilota su coche?.¡¡La moza está medio atribulada pero sin despellejar a preguntas a una prueba evidente de vida racional fuera de nuestro planeta!!. Ella se preocupa más en decirle a su hijastro que su padre la diñó y que la guerra es mala.....Otro momento sería el de: ser extraterrestre entra en casa de un resabido científico y se pone a escribir garabatos matemáticos en una pizarra, a esto que entra el hombre de ciencia y sin preguntar quién carajo es usted se arrima a su hombro y se pone a conjugar esas fórmulas con el alien rostropálido, ni un ¿ Oiga quién leches es usted y qué hace en mi casa?.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

N@vidades 2.0

Desde hace unos cuantos años viene siendo habitual regalar ocio electrónico a nuestros familiares, amigos o hijos en fiestas tan señaladas como las Navidades.

No haya nada malo en ello pero sí que da un poco de pena que ciertos rituales navideños se vayan perdiendo en el olvido. Quienes tengan una cierta edad sabrán a lo que me refiero: tras una copiosa comida la familia se reunía en torno a la mesa para entretenerse con esos divertidos juegos como el Scattergories, Pictonary, Trivial o similares, mientras, por cierto, seguía llenando en buche con turrones y mazapanes.

Para mucha gente esa era la auténtica magia de estas fiestas. Pero ahora los que veíamos eso como “mágico”, inevitablemente con el paso de los años hemos perdido un poco la fe en este tipo de fiestas, y si además a eso le añades que ahora lo único que triunfa son las videoconsolas, las teles de plasma, los dvd, los blu-ray… y la madre que los parió a todos pues dan ganas de mandar las Navidades a tomar viento fresco.

La inocencia de la niñez hace que estas fiestas adquieran un carácter muy especial, pero desafortunadamente aquel que fuera niño de inmarcesibles ojos, hoy día es un soldado del pestilente márketing rendido ante una realidad de la que desea despertar.