domingo, 21 de diciembre de 2008

Afirmador compulivo y jefe alelado

A estas alturas todo gran aficinado al cine ya debería saber quién es Jim Carrey; amado u odiado le hemos visto en papales deternillantes y en roles más serios, no por ello perdiendo credibilidad como actor, sino todo lo contrario.

Con "Di que sí" se suponía que volverían las carcajadas de películas como "Mentiroso compulsivo" y similares. Pero yo digo que NO. Los guionistas no se han mojado nada a la hora de sacar máximo partido a una idea inical estupenda, sólo vemos situaciones cómicas muy muy pobres a años luz de lo que nos ha hecho reír este hombre.

He de suponer que, viendo que los años no pasan en balde, este actor ha decidido rebajar su histrionismo ( lo más destacable de su humor) para afrontar comedias aún gamberras pero muy por debajo de sus posibilidades; vamos que cualquier actor Hollywoodiense con un mínimo de gracia podría haber resuelto igualmente la papeleta.

Lo que menos me ha gustado es el nivel de subnormalismo que rozan los personajes secundarios, a destacar el del jefe del banco, cuyo sentido del humor y gracejo sólo son comparables a una fuerte martillada en los testículos.

Digo que No, esperando decir Sí en la siguiente. Try again Jimmy.

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